Son elementos pasivos, que no necesitan mantenimiento ni tienen requerimientos energéticos, que se optimizan para un determinado rango de frecuencias y cuya principal ventaja son su coste y la facilidad de instalación sobre cualquier otra estrategia de control de vibración de una vía existente. Aunque el principio de actuación de los DVA es conocido, su aplicación en un túnel ferroviario ha sido completamente pionera, ya que ha exigido el desarrollo de herramientas específicas de modelización innovadoras para que sean aplicables a este entorno. Este nuevo sistema permitirá reducir las vibraciones del ferrocarril en unos 6-8 dB, dependiendo de las condiciones de cada caso.