Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Este tipo de enfermedades no suelen presentar síntomas previos o de aviso, y su primera manifestación puede ser un ataque al corazón o un ictus. El diagnóstico precoz y un seguimiento periódico de los pacientes con riesgo cardiovascular podría reducir la mortalidad. La tecnología actual de que disponemos, solo ofrece soluciones parciales, ya que los aparatos extra-clínicos miden un número limitado de parámetros fisiológicos, y cada uno de ellos necesita un dispositivo específico, como el electrocardiógrafo (ECG), el tensiómetro de brazo, el pulsioxímetro, el ecocardiógrafo, el ergómetro para pruebas de esfuerzo, etc.
NICVA es un aparato médico, actualmente en fase de prototipo, capaz de monitorizar el funcionamiento del sistema cardiovascular detectando el electrocardiograma (ECG) y que a la vez obtiene datos sobre la función mecánica del corazón y las arterias, mediante una onda de pulso arterial proximal y dos ondas distales respecto al corazón. Estas tres ondas aportan información sobre la contractilidad del miocardio y la rigidez arterial, que está relacionada con la presión arterial. Todo esto lo hace con solo cuatro electrodos secos, dos para cada mano o brazo. Las ondas de pulso arterial se obtienen midiendo los cambios de la impedancia eléctrica entre los electrodos, es decir, la dificultad de que los tejidos que hay entre los electrodos oponen a la circulación de una pequeña corriente eléctrica imperceptible e inocuo, como el que emplean algunos medidores de composición corporal de las básculas o manuales.
La eyección de sangre del corazón y la propagación de la onda de pulso que resulta cada latido reduce el valor de la impedancia eléctrica, y el intervalo de tiempo entre el ECG y la onda de pulso proximal es un indicador de la rapidez con que se contrae el ventrículo izquierdo y de la rigidez de las arterias cercanas al corazón. El intervalo de tiempo entre la onda de pulso proximal y la onda de pulso distal de cada brazo es, a su vez, un indicador de la rigidez de las arterias periféricas. La diferencia en el tiempo de llegada de las dos ondas de polvo distales es un indicador de una posible neuropatía autonómica. El sistema obtiene también la frecuencia respiratoria e información sobre el volumen de aire inspirado o espirado en cada respiración.
NICVA es un aparato que se puede aplicar uno mismo sin ningún adiestramiento previo porque es sencillo, intuitivo, cómodo y rápido. En casa puede facilitar el seguimiento de la rehabilitación cardíaca y de personas con riesgo cardiovascular o que participen en ensayos clínicos. En residencias de ancianos o centros de día puede ahorrar mucho tiempo en controles rutinarios, ya que funciona en personas de pie, sentadas, reclinadas o tumbadas, sin tener que desabrocharse ni un botón, y con independencia del peso y del diámetro de los brazos. En gimnasios y clubs deportivos se puede seguir de forma sistemática las mejoras hemodinámicas, fruto del entrenamiento y prevenir situaciones de riesgo. En emergencias se puede detectar rápidamente el funcionamiento del corazón midiendo entre las manos.
El proyecto está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Unión Europea en el marco del Programa Operativo FEDER de Cataluña 2014-2020.