Según un estudio exhaustivo en siete hospitales catalanes con 170 pacientes, a los que se administró paracetamol por vía intravenosa, se constató que, en todos los casos analizados, la perfusión se detenía y se consideraba como finalizada sin realizar la purga de los medicamentos retenidos en los tubos del sistema. La media de fármaco retenido que no llega al paciente es de 12,65 cc: una cantidad que representa el desperdicio de una de cada ocho dosis administrada. El estudio ha comprobado que casi un 40% de los pacientes presentaban reaparición del dolor o de fiebre al cabo de cuatro horas de haberlos administrado la dosis de paracetamol por vía intravenosa.
La clave de la innovación radica en la disposición de otra botella de suero fisiológico conectada en forma de Y en el mismo tubo de administración del fármaco y en un sensor óptico instalado en el dispositivo de goteo. El sensor se activa una vez ya no llega más medicamento y envía una señal a una electroválvula de dos vías. La electroválvula cierra el tubo por donde baja el medicamento y luego abre paso al tubo conectado a la botella de suero fisiológico. De este modo, el suero fisiológico purga durante unos segundos el medicamento que ha quedado retenido en el tubo y se termina de administrar al paciente.